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El fallecimiento de un ser querido es un acontecimiento es siempre un momento delicado y doloroso para todos sus familiares. Además, justo después, llega el momento de resolver los bienes, derechos y obligaciones que subsisten incluso después de que se haya ido para siempre. Esto es lo que se conoce como herencia. Sobre su reparto queremos hablarle aquí en profundidad.
Los actos previos al reparto de la herencia
No son necesarios en todos los casos, pero sí muy habituales. El primero que hay que tener en cuenta es la liquidación de los bienes gananciales, que será necesaria en caso de que el fallecido estuviese casado bajo este régimen en el momento de su fallecimiento. A través de ella se determinan qué bienes corresponden al viudo/a y cuáles conforman su herencia.
El otro es la colación de los bienes donados. Puede darse el caso, por ejemplo, de que un padre o una madre done en vida a uno de sus hijos un bien determinado. Según lo descrito en la ley, esa donación debe considerarse como parte de su herencia. Así que, en el momento de realizar el reparto posterior al fallecimiento, deberá restarlo de su parte.
Aceptación, rechazo y reparto de la herencia
Debemos dejar claro que el reparto de una herencia no implica la aceptación de la misma. De hecho, cuando el heredero la acepta, lo que hace es entrar a formar parte de lo que se denomina 'caudal hereditario', es decir, del conjunto de bienes y deudas que ha dejado el fallecido. Sin embargo, no puede disponer de él hasta que no se produzca el reparto.
El reparto de la herencia tiene el objetivo, por un lado, de repartir la titularidad de los bienes entre los herederos y, por otro, de liquidar las deudas asociadas a la herencia. Hay veces en las que dichas deudas no compensan los bienes recibidos. En esos casos, no es raro que los herederos rechacen aceptarla. Es lo que se denomina jurídicamente como 'repudiar la herencia'.
¿Cómo se reparte una herencia? El testamento
Una vez aclarados los puntos anteriores, llega el momento de centrarnos en el reparto de herencia. Sin embargo, no es igual en todos los casos. Vamos a detallar cada uno de los supuestos en función de si existe o no un testamento, que es el documento que establece cómo se ha de realizar.
El reparto de herencia con testamento
Sin duda, una herencia con testamento facilita mucho el reparto entre los familiares. De hecho, suele establecer qué bienes corresponden a cada uno, aunque a veces solo se encarga de citar quiénes son los herederos. A través de él se expresa la voluntad del fallecido, la cual habrá que respetar salvo que no haya cedido a cada uno el mínimo marcado por la ley (la 'legítima').
En caso de que el testamento únicamente especifique quiénes son los herederos, será responsabilidad de estos ponerse de acuerdo para hacer el reparto de los bienes. Deberán hacerlo mediante la redacción de un cuaderno particional que recoja todos los datos al respecto. La ayuda de un abogado especializado suele ser de mucha ayuda para respetar los derechos de todos.
El reparto de herencia con legados
Hay veces en las que el fallecido ha dejado por escrito en su testamento que quiere dejar un bien determinado a un sujeto concreto. Esto es lo que, en términos jurídicos, se llama legado. El testador está en su derecho de hacerlo siempre que respete la parte legítima y el legatario de recibirlo. Una vez concedido, el resto de deudas y bienes serán repartidos entre los herederos.
¿Cómo se reparte una herencia sin testamento?
Las herencias sin testamento suelen ser fuente de conflicto en muchos casos. Evidentemente, cuando el fallecido únicamente ha dejado su vivienda habitual y algo de dinero en el banco todo se simplifica bastante. Pero, cuando su patrimonio es mucho más complejo (activos en empresas, fincas de terreno explotadas agrícolamente, etc.), suele dar lugar a disputas entre los herederos.
Los problemas vienen dados porque el reparto ha de ser realizado por los herederos legítimos en su totalidad a través del cuaderno particional citado anteriormente. Estos deben garantizar que se respeta la igualdad entre ellos.
Diferentes ejemplos de reparto de herencia
La situación familiar del sujeto en el momento de su fallecimiento también marca de forma notable el modo en el que se realizará el reparto de su herencia. Vamos a verlo.
El reparto de la herencia con cónyuge e hijos
El reparto de la herencia en matrimonios con hijos dependerá, en primer lugar, del régimen económico asociado a la unión:
Reparto de herencia en matrimonio con gananciales. El 50 % de los bienes corresponden al viudo/a, así como el 100 % de los privativos que estén a su nombre en el momento del fallecimiento. Los hijos se reparten el restante 50 %.
Reparto de herencia en matrimonio con separación de bienes. Si solo hay un hijo, la viuda y el descendiente se repartirán la herencia a partes iguales. Asimismo, en caso de que la pareja tuviese entre 2 y 6 hijos, el viudo/a se quedará con el doble que cada uno de ellos. Finalmente, si el número de hijos es de 7 o más, el 25 % de la herencia corresponderá al cónyuge sobreviviente y, el resto, a los descendientes.
El reparto de la herencia entre hermanos
En caso de que la herencia venga dada de cualquiera de los dos progenitores sin estar el otro vivo, no hay problema más allá de la posible falta de entendimiento entre los hermanos. Los bienes y las deudas han de repartirse a partes iguales.
Sin embargo, entender cómo se divide la herencia entre hermanos cuando el que fallece es uno de ellos es más complicado. ¿El motivo? No tienen por qué tener la consideración de herederos forzosos si no hay un testamento que así lo certifique.
En caso de que el fallecido esté soltero y no tenga ni ascendientes ni descendientes, sus bienes serán heredados por los hermanos a partes iguales. Incluso los sobrinos pueden tener derecho a una fracción de ella. En cambio, si en el momento de morir tenía hijos, estaba casado o sus padres estaban vivos, tendrán prioridad a la hora de quedarse con la herencia.
El reparto de la herencia sin acuerdo entre herederos
Vamos a centrarnos de lleno en las herencias conflictivas, que son aquellas en las que los herederos no se ponen de acuerdo a la hora de elaborar el cuaderno particional. También puede suceder cuando uno de ellos se opone a lo dictado en el testamento por considerar que vulnera sus derechos o que recibe una parte inferior al resto.
Pero, para saber por qué puede darse esta situación, hay que entender cómo se dividen las herencias:
El tercio de legítima. Supone el primer tercio de la herencia. Debe ser repartido a partes iguales entre todos los herederos legítimos (el viudo/a y los descendientes). ¿Puede el testador excluir a un hijo de este reparto? Sí, pero no es fácil. Las impugnaciones suelen acabar reconociendo su derecho.
El tercio de mejora. El testador puede decidir que uno de los herederos legítimos reciba mayor cantidad de bienes que el resto. Puede disponer de este tercio de la herencia para ello.
El tercio de libre disposición. Es el tercio de sus bienes que un testador puede dar a un tercero sin importar si es familiar o no.
Dicho esto, cuando uno o varios de los herederos no están conformes con lo especificado en el testamento, no queda más remedio que impugnarlo por vía judicial. En caso de que un juez le dé la razón, se procederá a ejecutar la división judicial de la herencia.
En este punto entra en juego la figura del contador-partidor. Se trata de un profesional ajeno a los herederos cuya función es la de efectuar el reparto del caudal hereditario siguiendo las directrices marcadas por la ley. Para ello, la herramienta que utiliza es también el cuaderno particional.
Un inciso. En aquellos casos en los que el testador especifica quiénes son los herederos en su testamento, pero no lleva a cabo el reparto, puede designar a uno para que se encargue de ello. Sin embargo, en el caso de las herencias conflictivas, es necesario recurrir a un contador-partidor dativo.
En caso de que haya acuerdo, serán los propios herederos legítimos los que determinen quién debe ser el contador-partidor dativo. En caso contrario, será el notario responsable de la rúbrica del testamento o un administrador judicial el que se ocupe de ello. Una vez realizado el reparto por parte de este profesional será obligatorio aplicar lo dictado en el cuaderno particional.
En definitiva, las herencias son mucho más complejas de lo que parecen. De hecho, cuando no hay acuerdo, el reparto puede demorarse durante años. Por ello, es importante dejar testamento en vida y contar con los servicios de un asesor legal que se ocupe de que todos los detalles cumplen con lo especificado en la legislación vigente.
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