(Civil) Mala fe significa malicia. La expresión "de mala fe" equivale a "con malicia", con mala conciencia o con mala finalidad. La mala fe se aproxima mucho a lo que los jurisprudentes romanos llamaban "dolo malo", mala intención, y hoy decimos simplemente "dolo".
El poseedor de mala fe es un poseedor con mala conciencia.
El Código Civil establece muy claramente la diferencia entre el poseedor de buena fe y el poseedor de mala fe; y también determina el alcance de sus respectivas responsabilidades.
EL art. 433 CC establece: Se reputa poseedor de buena fe al que ignora que en su título o modo de adquirir exista vicio que lo invalide. Se reputa poseedor de mala fe al que se halla en el caso contrario.
Dispone el art. 457 CC: El poseedor de buena fe no responde del deterioro o pérdida de la cosa poseída, fuera de los casos en que se justifique haber procedido con dolo. El poseedor de mala fe responde del deterioro o pérdida en todo caso, y aun de los ocasionados por fuerza mayor cuando maliciosamente haya retrasado la entrega de la cosa a su poseedor legítimo.
Aparte de una mala fe por parte del poseedor, existen en nuestro Código Civil otros varios supuestos de situaciones en que puede darse la mala fe. Así, vgr., obrar de mala fe al emplear materiales ajenos en la construcción de una obra en suelo propio (art. 360); aceptar de mala fe el pago de una cantidad indebida (art. 1.896); pactar de mala fe la exención de responsabilidad por evicción de la cosa vendida (art. 1.476); adquirir de mala fe las cosas enajenadas en fraude de acreedores (art. 1.298); etc. La responsabilidad de quien obra de mala fe incluye, desde luego, el deber de indemnización de los daños y perjuicios causados.
En el ámbito de la relación de posesión existe la presunción de la buena fe, mientras que la mala fe debe ser probada. El principio de que la mala fe debe ser probada viene a ser general y se corresponde, en cierto modo, con el principio de presunción de inocencia.
Afirma el art. 434 CC: La buena fe se presume siempre, y al que afirma la mala fe de un poseedor corresponde la prueba.